8 de mayo de 2011

Déportivo

Los franceses vuelven ebrios y “debutando”


Hay algo que aún no sabes de mi… ¡Amo el francés! Por eso comencé a aprenderlo, interesándome por la música cantada en ese idioma, siendo así como encontré a la banda que lleva por nombre Déportivo.


Estos chicos del barrio parisino de Bois-d’Arcy se conocieron a los 7 años cuando asistían al mismo colegio, siendo desde entonces grandes amigos. Su pasión por el futbol fue lo que los unió, pero años más tarde lo cambiaron por la música, naciendo así su primer álbum “Parmi Eux” que fue un torbellino de emociones con un sonido sucio y carrasposo, letras simples y directas y canciones cortas, ya que nos presentan 11 pistas en tan solo media hora. Al ser tan rápido, la primera vez que lo escuchas no sabes que te ha golpeado, pero te deja con ganas de más. Y ese “más” llegó en el 2007 cuando sacaron su segundo disco “Deportivo” igual de corto que el anterior, sin embargo mucho más complejo, añadiendo una guitarra rítmica y experimentando con instrumentos de la familia viento-metal y violines.

Imagen tomada de acá

Ahora llegan con su más reciente trabajo discográfico “Ivres et Debutants” (ebrios y principiantes), del que se extrae el sencillo promocional homónimo. Este álbum cuenta con un sonido más limpio y trabajado, aunque manteniendo la esencia de la banda. Líricamente es superior, mostrando en mayor medida la influencia de Manu Chau, que esbozaron en la canción “Suicide Sunday (part two)” contenida en su segunda producción.

Aquí nos presentan una cara más armoniosa y melódica, donde adicionan capas de sonido con gran variedad de instrumentos; esto se hace palpable desde el inicio con “Fais-moi Comprendre”, pero al entrar “Ivres et Debutants” le imprimen el toque de rebeldía que los caracteriza. “Pistolet a eau” y “Au milieu” son canciones perfectas para definir el nuevo estilo de la banda y las guitarras distorsionadas en “Rejoue quand même” harán sangrar tus oídos (en el buen sentido). También hay que destacar el fondo de cuerdas utilizado en “N’ai-je?” que bordea el límite entre lo delicado y lo alucinante, que combinado con la voz de Jérôme la hacen una canción suave sin ser melosa y perfectamente intensa. “C’était cool”  es lo más chill-out del disco y una muy buena forma de finalizarlo.

Al terminar de escucharlo, se nota todo el trabajo invertido y lo estudiada que fue esta producción, muy inteligentemente hecha. Desde el principio se nota la evolución que han tenido como músicos y esto se refleja en cada una de sus canciones. Ya no son los mismos niños que crecieron en Bois-d’Arcy y sin embargo han logrado cambiar sin perder su esencia. Jérôme, Richard  y Julien regresan ebrios y ya no tan principiantes, con lo cual demuestran que han llegado para quedarse.

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