22 de febrero de 2013

Día 18: Una medida disciplinaria

¡Vamos a pornernos Kinky!

Imagen tomada de acá

Eran las 8:20pm cuando al revisar mi buzón de correo noté que fulanito me había enviado un DM. Como tenía flojera de abrir twitter, lo leí directamente be la bandeja de entrada y decía: "Sé que te botarás con ese reto que pidieron para mañana..."

Y sí, no voy a negar que apenas leí cuál sería el desafío para el décimo-octavo día mi cabecita se puso BASTANTE creativa. El problema es que considerando las 28 horas que tenía para realizar la foto,  resultaba difícil encontrar el equipo y los participantes adecuados; porque seamos sinceros, no es como si pudiera pedirle a mi mamá, hermano o prima (que sirvieron de modelos en fotos anteriores) que me permitieran amarrarlos a una silla y amordazarlos para tomar una foto. Algunas cosas es mejor que queden fuera de la familia.

Sí, yo también serví de modelo para algunas fotos, pero ¿sabes lo difícil que es tomar una foto cuando estás amarrada como el osito? Tampoco podía recurrir a mi novio invisible, porque resulta que no le gusta el BDSM y como Monica Geller diría: Well, I just lost my erection. Ante la falta de modelos y a que mi familia (del verbo tíos, tías, papá, mamá, primos) están pendiente de mis fotos, consideré que sería mejor mantenerme en modo "zanahoria". Booooooring.

Pensé entonces en las medidas disciplinarias aplicadas en el colegio; esa suerte de "Belle Époque Escolar" donde los profesores podían lanzar tizas, borradores, potes de pega y cualquier otro objeto contundente que tuvieran a su alcance sin temor a la LOPNA. Por las fotos de otros participantes supe que no había sido la única que pensó eso, ya que algunos se fueron por los tradicionales reglazos en las manos, mientras que otros se mantuvieron en la línea paterno/maternal de los correazos. Sí, those were the days. 

Me fui entonces por un castigo que siempre me hace recordar a mi profesora de 2do grado (Q.E.P.D.) quien solía colocar las enciclopedias de varios de los compañeros en los brazos para cargarlos durante un rato, el suficiente como para que no te quedaran ganas de repetir lo que sea que hubieras hecho por un buen tiempo.

Recluté para esto a un oompa loompa llamado Miguel, quien cursa 6to grado y que gracias a crecer en una época post-lopna no tenía idea que los maestros usaban esos castigos. La foto se hizo en un corto tiempo, y antes que el consejo de protección al menor venga con antorchas a buscarme, deben saber que había alguien sosteniendo los libros mientras yo ajustaba la cámara, por lo que ningún niño fue lastimado para conseguir la foto.

Día 18: Una medida disciplinaria

No hay comentarios:

Publicar un comentario