22 de febrero de 2013

Día 20: un héroe local

Salvemos al planeta

Imagen tomada de acá

Ya son 20 días del reto, y eso significa que sólo quedan 8 días más para terminar, lo cual me hace muy feliz/triste (aún no decido en qué proporción). Por alguna extraña razón, durante este desafío tuve en la mente la canción Save the orphans que sale en un capítulo de Two and a half men; y mientras escribo estas líneas tengo el coro dándome vueltas en la cabeza.

De vuelta al reto de ese día no pude evitar pensar en héroes que son MUY mal pagados en Venezuela: los profesores y los bomberos. Los primeros porque vengo de una tradición de maestros por el lado de mi papá, tanto él como mi mamá dan o han dado clases a nivel universitario y lo que ganan (tanto en el sector público como en el privado) es para echarse a llorar; los segundos porque desde el incendio que hubo en mi casa me dí cuenta de dos cosas: 1) Los bomberos están pobremente equipados para dar respuesta a emergencias y 2) Algunos se tienen que rebuscar vendiendo películas piratas.

Sabes que las cosas están jodidamente mal, cuando alguien que entra a edificios en llama como parte de su profesión, tiene que "bandearse" con un negocio en la economía informal. Lamentablemente, no tuve tiempo de desarrollar la idea del bombero y el concepto que se me ocurrió para la del maestro no me terminó gustando. Por esta razón me pasé al Plan B.

Hay algo que me encanta y es el ser un buen ciudadano. Caminar por el rayado peatonal, usar las pasarelas, respetar el semáforo, botar la basura en su lugar, ceder el paso, todas son cosas que adoro hacer; y aunque irse a África a construir casas tiene mucho mérito, también lo tiene hacer y mantener la comunidad donde vives en un buen sitio para vivir. Es así como decidí presentar un pequeño homenaje a todos esos héroes locales -y anónimos- que valoran los espacios públicos. Por su labor ¡Gracias!

Día 20: Un héroe local

2 comentarios:

  1. Mejor imposible! Eso yo también lo considero un acto de heroísmo! Una vez, en una visita a Buenos Aires, un taxista parado en un semáforo botó una caja de cigarros y no aguanté y tuve que caminar, recogerla e ir a botarla en la papelera -todo esto manteniendo contacto visual con cara de odio con el taxista!-

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    1. Ok, ahora quiero mirar con cara de odio al taxista también. A mi me pasó algo similar hace un montón de años cuando mi familia fue reclutada para mostrarnos un Resort lleno de gente posh. Estábamos en una caminería cerca de la laguna artificial cuando pasó una señora bien encopetada mirando por sobre los hombros a todo el mundo, que como terminó su agua y su vida era demasiado importante para buscar una papelera tiró la botella ahí mismo y estoy segura que la miré igual que tu miraste al taxista.

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