4 de febrero de 2013

Día 2: Un detector de mentiras

Después de todo no soy tan original

Imagen tomada de acá

Saber la asignación del día 2 fue alivio, pues estaba en medio de la desesperación causada por el reto N° 1 -que aún no terminaba-, y no voy a mentir, creo que si no me hubiera parecido fácil hubiera tirado la toalla ahí mismo, pero al ver que no era algo tan agarrado por los pelos respiré tranquila, me dije que tenía tiempo para pensar en ello con calma y proseguí con mi tarea del día 1.

Ya con el reto del primer día enviado (y recibido) le dí permiso a mi cerebro para que pensara en el día 2 y mi reacción inicial fue hacer un retrato de mi mamá, pues fue el primer detector de mentiras que tuve que burlar. Descarté la idea porque me pareció muy obvia y al mejor estilo de Scarlett O'Hara, me dije que no pensaría en ello hoy sino mañana, ya que después de todo mañana sería otro día.

Imagen tomada de acá
Con el amanecer del segundo día me llegó la idea de fotografiar la información nutricional de varios productos, porque creo que hay muchos que hemos caído en los paquetes "light" y los empaques coquetos donde anuncian las bondades del producto, pero esa simple y muy menospreciada tablita es la que dice la verdad y demuestra que el "0 caolorías" "0% grasa" de la portada es una GRAN mentira.

Pero no sabía si la idea sería entendida por el jurado y creí que tal vez necesitaba algo un poco más "universal", pensé en una cédula porque esa es una delatora de muchas mujeres, pero ahí mismo mi mente se fue a una delatora con mucho más peso.

Porque si bien una cédula te delata la edad, el peso que tienes en la esquinita del baño te delata los kilos y eso es algo mucho más terrible. Para esos no hay maquillaje ni cremita de l'ebel que valga, cuando estas gorda lo estás y ÉL te lo va a decir, eso lo sabes y por eso le temes. Me dí unas palmaditas por pensar en algo tan gracioso y comencé a buscar el sitio perfecto para hacer la foto, porque quería un baño con bastante luz natural y ninguno de los de mi casa lo tiene.

El baño perfecto era el de una tía, así que bascula en mano me fui hasta allá hasta, para encontrarme con la desagradable sorpresa de que se tomó otras dos semanas de vacaciones por lo que no estaba en casa. Así que me jodí, mi familia y amigos tienen baños pésimamente iluminados por lo que me devolví a casa, con la bascula aún en la mano y carita de niña que no consiguió su jamón plumrose.

Sin embargo la historia no termina allí, porque antes de tomar mi foto ya había visto a dos personas que habían tenido la misma idea (y posteriormente vería 3 más) y aunque traté de pensar en otro concepto volvía a la balanza, por lo que me quedé con ella, comencé a ver a esas 5 desconocidas como un mini-club, ahora amo el hecho de haber tenido la misma idea y creo que el hecho de que la bascula sea tan fotografiada comprueba lo magnífica que es como detectora de mentiras.

Día 2: Un detector de mentiras


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