5 de febrero de 2013

Día 4: Un nudillo

Buenas Señor ¿Aquí tienen cerezas?

Imagen tomada de acá

Leer la asignación del cuarto día del reto fotográfico fue engañoso y me demostró una vez más que a veces (sólo a veces) mi cerebro puede ser lento para entender las cosas. Cuando vi que mi tarea para el 4 de febrero era "un nudillo" mi mente se preguntó ¿Por qué el equipo de Roberto Mata tiene que hablar como Ned Flanders? ¿Por qué no simplemente colocan "un nudo"?

Así que al cabo de un rato cuando mi hermano me preguntó cuál era el reto, se presentó la siguiente escena: 

Él: ¿Entonces te vas a fotografiar la mano?
Yo: ¿Mano? ¿Cuál mano, chico? Pidieron fue un nu-di-llo
Él: Bueno, un nudillo de la mano.
Yo: ¿Un nudillo de la mano? ¿Qué nudillo tienes tu en la.... Ahhhhh... ¡Un nudillo!

Sigo sin entender cómo no me pegó en ese momento por tarada. Lo juro. Jamás pasó por mi mente que un nudillo pudiera referirse precisamente a un nudillo; ni siquiera recordaba que tuviéramos un nombre con el cual llamar a esas "cositas" que sobresalen cuando cerramos el puño y que pueden lastimarse si damos un golpe. Señorita, ¿Podría usarlo en una oración?  Sí:

Si mi hermano me hubiera pegado, podría haberse lastimado los nudillos.

Y creo que a eso se debe no haber asociado la asignación con los nudillos, porque uno raramente dice "nudillo" sino "nudillos", y para mi un nudillo era un nudo pero chiquito. Por esta razón empecé a buscar nudos pequeños que pudiera hacer para fotografiar, incluso creí que podría utilizar el nudo de la última hallaca que queda en el fondo del congelador y que nadie quiere tocar por miedo a ver en lo que se ha convertido a estas alturas, pero me daba mucha pena admitir públicamente que todavía quedan hallacas en mi casa (lo que resulta un tanto irónico si se considera que lo acabo de hacer, pero bueh!)

Fue entonces cuando pensé en el nudito más sexy que se puede hacer: el del palito de una cereza. Pero eso trajo un gran inconveniente que me gustaría llamar Vía Crucis Frutero, pues por más que busqué en las panaderías y fruterías de este pueblo olvidado por los dioses, no encontré ninguna que tuviera cerezas a menos que fueran las enlatadas y esas no traen el palito.

foto tomada de mi flickr
Nuevamente regresé a casa, donde se me ocurrió que podía utilizar el tallo de una flor que crece en el jardín como sustituto del fulano palito; el único problema era que en diciembre esas matas fueron podadas salvajemente con una sierra eléctrica, por lo que rezándole a Cthulhu me dispuse a ver si había sobrevivido alguno de los ramilletes. Afortunadamente fue así, por lo que intenté anudar uno con la lengua fracasando miserablemente en el intento porque el palito sabía ho-rri-ble (CHINAZO) y eso dificultaba mis habilidades orales.


Una vez hecha la trampa, pintántome la boca de rojo por aquello de ser sexy, superando mi complejo de enseñar la ferretería y aguantando la risa lo más que pude, pude dar con esta foto.

Día 4: Un nudillo

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